A donde voy, no hay agua ni fuente,
donde me esperas, ni perdón ni lamento,
¿Cómo quieres que sea el encuentro?
Recuerdos borrosos, que nublan mi mente.
Dime, flor de otoño, si ella no miente,
o es que mi paso es lánguido y lento,
¿No sientes que se acerca el encuentro?
Con las ganas que tengo yo de verte.
A los pies de un alto y fino ciprés me quedé sentado,
pensando cuán lejos estaban tus rubios cabellos,
¿Qué hubiera sido, si a ese lugar hubiera llegado?
Por más que lo piense, no encuentro más que destellos,
de lo que pudo ser y no fue, aquel lugar encantado
y desperté de mi sueño, con el canto de los miruellos.