Un reencuentro de una vieja herida,
rota, de esquivos dolores pasados,
sombríos recovecos imaginados,
entre la jara de su frondosa vida.
No encuentra, perdón ni salida,
patinando en suelo embarrado,
sólo y triste, corazón abrumado,
mira hacia atrás y ve su estela barrida.
Haciendo presencia en el mismo infierno,
dónde una vez probó la amarga derrota,
su cuerpo y su alma, de nuevo sin gobierno.
Sus ojos no vieron y ahora su vida brota,
liberando su mente de ese sufrimiento eterno,
y es que si TE vuelvo a ver, ME dejas el alma rota.